Qué dulce fue tenerte cerca estos días. Tan dulce e intenso, que ahora te echo de menos. Me transmites respecto, confianza, alegría y sinceridad.
Eres como una ancla segura y presente, siempre tan preciso y puntual. Tu ser es el punto de apoyo, esa cuerda que cuelga de la nada cuando los esquemas de mi vida se caen, repetidamente se deshacen y todo se rompe en pedacitos.
Paralelas nuestras vidas van por caminos distintos y a la vez parecidos. Dos lineas que no dejan de juntarse cuando la perspectiva les permite acercarse.
Me confunden, te confunden. Te pierdes y me pierdo. En desequilibrio constate pero fuertemente conectados desde dentro, desde lo más hondo de nuestras almas, como cuando erábamos adolescentes rebeldes y soñadores. Ese vínculo que me ha devuelto el aire a veces...
Me alegro de haber vuelvo a encontrarte en aquel metro aquella noche. Me alegra haberte dejado entrar en mi vida tan especialmente que no podía ser de otra forma.
viernes, 7 de diciembre de 2012
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