Nos quedan muchos más regalos por abrir

Estas son las noches que me molan. Yo solica en casa, en mi mundo, con mi música y construyendo y regalando amor. Llevo 3 horas en la cocina, cortando verduras, limpiando herramientas, hirviendo agua salada y preparando comida muy rica que acabo de guardar en el congelador. No para mi,obviamente. Sino para mi sobrina que llegará la próxima semana.
Me gusta el libro que estoy leyendo "La comida del buen gusto" y seguro que ciertas páginas de este breve ensayo sobre el arte del cocinar, me han acompañado desde hace unas horas. Miro el horno y las ollas sucias y me siento feliz. Eso de que cocinar para los que queremos es un simple y verdadero acto de amor, me tiene loca.
Respiro hondo y me siento en paz con el mundo, hoy y ahora, en esta cocina donde el horno encendido calienta el aire, con la ventana del balcón entreabierta que deja a la voz del vecino mezclarse con las letras de Ivan Ferreiro y Vetusta Morla que me hacen compañía desde las ocho, minuto más, minutos menos.
Respiro hondo, de nuevo y me acuerdo de ti. De lo mucho que me gustaría si me dejaras echarte un poco de menos. Esa sensación de desear escuchar tu voz pero a la vez tener que aguantarme para tenerte de nuevo, mañana. Sigues desconcertándome, sigues sorprendiéndome, sigues haciéndote cada día más grande...dentro y fuera de mi.